Novedades del sitio

El ministerio y el Aula Comunal

 
 
Imagen de Admin Usuario
El ministerio y el Aula Comunal
de Admin Usuario - Thursday, 22 de October de 2020, 16:58
 

La educación popular y la formación revolucionaria deben ser entendidas como instrumento para el desarrollo de medios colectivos para transformar la realidad. La formación, debe entonces contribuir con la producción de herramientas colectivas para transformar la realidad. El propósito de la formación/educación no se juega tanto en “aprender”, “desarrollar capacidades individuales”, “concientizar”, sino en la cualificación de las fuerzas colectivas y las prácticas transformadoras. Es por ello que implica:

  • Procesos de organización: la formación debe propiciar la participación y organización de sujetos(as) de la formación, como medio para el desarrollo de capacidades colectivas y la composición de fuerzas para generar procesos emancipatorios. El proceso formativo debe incorporar, sumar actores, como proceso y producto, generar destrezas, experiencias y formas de participación y organización de sujetos(as) en sus contextos y entornos de acuerdo a sus necesidades e intereses.

  • Práctica colectiva transformadora: la formación debe contribuir con la transformación de las prácticas colectivas, la programación de acciones comunes, los procesos de movilización y lucha. Todo programa formativo debe generar acciones concretas por parte de “educandos(as)”, dirigidas por estas y orientadas a sus necesidades e intereses colectivos como organización.

  • Reconstrucción de bloque histórico: la formación debe promover la interacción entre actores comunitarios y sociales de las clases populares, contribuyendo a restablecer horizontes de clase resquebrajados por la dominación múltiple. Esto pasa por propiciar la relación pueblo-pueblo en la formación, por hacer participar a los distintos actores comunitarios, crear espacios de interlocución, de redes de formación y de acción colectiva.

  • Cambios materiales: la educación no sólo tiene una función ideológica, sino material, al dispensar condiciones de acceso a la estructura social. Se trata del llamado currículo oculto (Illich) o el capital cultural (Bourdieu). En tal sentido, la formación debe intentar revertir esto, contribuyendo no sólo con el aprendizaje, adquisición y desarrollo de herramientas, sino como mecanismo de obtención de bienes simbólicos y materiales, credenciales, reconocimiento de la experiencia, entre otros. Esta es una tarea de “transición”, en tanto que reconoce la existencia de un mercado de trabajo marcado por la competencia de la fuerza de trabajo y la libre concurrencia, en que la formación apenas intenta contribuir con ofrecer mejores condiciones de acceso a los sectores tradicionalmente relegados.

  • Construcción del conocimiento: las personas conociendo algo nuevo, lo asimilan con las propias experiencias previas, sus propias estructuras mentales, ocurriendo de esta manera el proceso de construcción del aprendizaje de cada individuo, a partir de sus propios esquemas y comparándolo con los esquemas del resto de los individuos. Esto es a lo que se le denomina (Piaget) el constructivismo social.